MODA ARTESANA Y SOSTENIBLE
Sara Ricci fusiona la artesanía tradicional con prácticas éticas y sostenibles para preservar la identidad cultural y ambiental de su ciudad
En el corazón del histórico Barrio de San Frediano, en Florencia, nace en 2018 un proyecto innovador y comprometido con la tradición artesanal: Manufacta.
Su fundadora Sara Ricci, con una formación en restauración artística, ha dedicado su vida a las bellas artes, desde la pintura hasta el diseño, siempre con un amor por el trabajo hecho a mano. Siempre como inspiración central la historia de su barrio San Frediano y es que Manufacta no es solo un negocio; es el fruto de generaciones de arraigo en el barrio. "Viví durante 10 años en la casa que corresponde al local de Manufacta," comparte Sara, quien señala la conexión profunda que tiene con el lugar.
La tienda de Manufacta comenzó como un espacio para la venta de piezas decorativas y artísticas para el hogar hechos a mano y de manera artesanal. El propósito fundamental de Manufacta es preservar la esencia de las cosas hechas a mano, “una tradición que con el tiempo se ha visto amenazada”. Estos últimos años la tienda ha evolucionado para satisfacer las demandas del público moderno, centrándose en la moda y la joyería artesanal.
Ofrece productos que destacan por su calidad y durabilidad, en un mundo saturado de fast fashion. "Busco que todo lo que se vende en la tienda esté bien hecho, que dure en el tiempo y con materiales de calidad", afirma su fundadora.
Ética en la producción
Para llevar a cabo la confección de las prendas exhibidas en Manufacta, Ricci realiza una minuciosa selección de sastres, todos ellos artesanos florentinos. “Me han ofrecido hacer las confecciones con talleres externos, pero prefiero saber con quien trabajo y de qué manera lo hacen”. Esta decisión permite garantizar la transparencia y la calidad en todo el proceso de confección. Además, esta práctica refleja los principios de trabajo justo que son fundamentales para Manufacta. Los sastres tienen la responsabilidad de establecer el precio de las prendas, asegurando así una remuneración justa por su trabajo. “Claramente sé que un artesano quiere trabajar. Si me dice que esa es la cifra, es porque de lo contrario no tendría ganancias”.
El enfoque de "pequeña producción" adoptado por Manufacta, con un equipo de solo cuatro modistas, promueve la exclusividad de cada pieza. Su fundadora ha observado ya una proliferación de nuevos negocios y franquicias que venden productos similares. “Esta tendencia podría poner en peligro la identidad única del lugar”, advierte.
Bajo la dirección de Ricci, se seleccionan con esmero los diseños y materiales para confeccionar las colecciones. Cada prenda se elabora utilizando exclusivamente textiles excedentes de stock, seleccionados minuciosamente para dar vida a sus diseños únicos. “A veces el stock que encuentro puede ser limitado para la elaboración de una o dos prendas” explica Sara.
Me han ofrecido hacer las confecciones con talleres externos, pero prefiero saber con quien trabajo y de qué manera lo hacen”
- Sara Ricci
Gracias a esta manera de producción se evita la sobreproducción y se reduce significativamente el desperdicio textil, lo que contribuye a mitigar la huella de carbono causada por el consumo excesivo de textiles. Según datos del Parlamento Europeo, en 2020 el consumo textil por habitante medio de la UE causó una huella de carbono de unos 270kg, lo que resalta la importancia de adoptar prácticas más responsables en la industria textil.
Sara reconoce la importancia de educar a los clientes sobre el impacto de sus decisiones de compra. Invita a una reflexión sobre la calidad y durabilidad de los productos, alentando la adopción de un consumo más consciente y sostenible.
Sara Ricci y Manufacta representan un ejemplo inspirador donde se combina la tradición artesanal con la sostenibilidad y la ética en la producción; donde se promueve un consumo consciente y responsable, que contribuye a la preservación de la identidad cultural y ambiental de una comunidad.